Por: F-Naut
la nieve no detiene la ventolada de perros
que saltan como delfines para avanzar
cegados en el negativo de sus ojos
el aire se impregna de jabalí
siete los perros
cuatro los caballos
que detrás
imprimen
un sigiloso huellón blanco
de rienda suelta
y tres los jinetes
que no dejan de tantear
el horizonte y sus cuchillos
que cortarían al destino en dos
la tarde les va pisando la espalda
cuando los delfines perros
saborean el aire jabalí
los caballos parecieran saber que hacer
y los jinetes sólo se dejan llevar
el barraco en esta época aún no se arrima a la jabalí,
mas bien anda buscando energía,
por lo que no está en la pira
entre un ciprés
las criaturas y la chancha
se restriegan apacibles
y ya es tarde
la jabalí se entrega
en instinto protector
a las rojas mordidas sedientas
como para darle tiempo a los barraquitos
que aprendieron a evadir
y desaparecer en la mosqueta
pero no a saltar
entre la nieve
que los atrasa
hacia el facón
que se desangra
penetrando las costillas
besando el corazón
se empantana de chillidos
y sangre el paisaje blanco
y allí nadie ve
allí nadie escucha
allí nadie habla
ni siquiera en la felicidad.